Que tire la primera piedra aquel padre de familia que no quiera tener un hijo estudioso, con buenas calificaciones, que sea excelente nadador, futbolista o bien, una hermosa bailarina de ballet. Todos los padres deseamos eso y en aras de ese deseo y de una gran cantidad de frustraciones por todo lo que no pudimos hacer durante nuestra infancia, atiborramos a nuestros hijos de una gran cantidad de actividades vespertinas, o los fines de semana, que no les dan tiempo ni de respirar. Pero nos hemos preguntado, ¿acaso nuestro hijo tiene aptitudes e interés en ir y venir de tarde en tarde de una clase a otra? Los padres modernos siempre estamos pensando en qué ocupaciones ofrecerles a nuestros hijos para complementar su desarrollo, pero ¿es lo adecuado para ellos?, ¿asisten con interés y alegría? Por qué no nos sentamos, respiramos profundamente y aprendemos a estar con ellos en casa, jugando, leyendo, escuchando música o simplemente riéndonos de todas las cosas que se les pueden ocurrir. La infancia pasa en un abrir y cerrar de ojos, no dejemos que se nos vaya de las manos por querer hacer de los niños seres humanos perfectos. En este libro encontrarás testimonios de padres de familia sobre la manera en que han resuelto éstas y otras inquietudes, así como las recomendaciones que dan los expertos respecto al tipo de entrenamiento que los niños requieren cuando no están en la escuela.
