Ya están aquí. En los consejos de administración de las empresas, en los ministerios y oficinas gubernamentales, en los centros de enseñanza e investigación, en los medios de comunicación masivos... A primera vista pueden parecer humanos normales, pero son marcianos venidos del espacio exterior. Los reconocerás por su convicción profunda de que no somos ´seres de esta Tierra´, sino masters del universo, de que nuestro destino está en la conquista y explotación del sistema solar, primero, y de las estrellas más lejanas, después. Además, como en nuestro planeta están sólo de paso, creen que pueden tratarlo como un objeto desechable, una biosfera de usar y tirar. Bromas aparte, en Gente que no quiere viajar a Marte -libro con el que Jorge Riechmann completa su ´trilogía de la autocontención´, iniciada con la publicación de Un mundo vulnerable en esta misma editorial- se argumenta que uno no puede ser un productivista consecuente si no está dispuesto a tratar la Tierra como un planeta desechable, para emprender a continuación la fuga al cosmos. Y que esta tentación de fuga se inscribe en un movimiento antropófago más amplio y complejo, un movimiento de huida de la condición humana que debemos tomar muy en serio, y contra el que hemos de resistir.