Una de las mejores cuentistas mexicanas nos entrega otro ramillete de cuentos perfectos. Su gusto por Chéjov, Conrad, Dostoyevski, Proust y Cortázar es un aviso claro: cultiva la narrativa precisa, clara, contundente, de esa difícil sencillez que se aprecia al leer estos cuentos. Por supuesto que quien ya conozca el trabajo de Mónica Lavín no extrañará, en esta obra, el erotismo fino, perturbador, estremecedor, atrayente y, por qué no decirlo, magnífico. Nicolasa y los encajes formará parte de la gran tradición cuentística mexicana.