El Hombre que fue Jueves no sólo es u novela policíaca, también es u gran alegoría a la cuestión ética de si la maldad, la traición, y la mentira son inherentes a la humanidad o se aprenden durante la vida. Pero Chesterton no hace u Apocalipsis ni u apología al respecto. Más bien lo deja al criterio del lector, y lo hace con un procedimiento que en estos tiempos sería democrático: presenta, invariablemente, los dos puntos de vista que existen sobre algún problema. Sin embargo, lo destacable es que lo lleva a cabo con un humor inolvidable y con u dosis de ironía que nos envía este aviso, tal vez si lo resolviéramos los asuntos de u manera lúdica, nuestra vida sería más fácil de sobrellevar. En fin, da de lo que se pueda agregar aquí opaca la siguiente evidencia: El Hombre que fue Jueves es u novela divertidísima