El rey de T?sin mandó decir al príncipe de Ngan-ling: ´A cambio de tu tierra quiero darte otra diez veces más grande. Te ruego que accedas a mi demanda´ El príncipe contestó: ´El rey me hace un gran honor y una oferta ventajosa. Pero he recibido mi tierra de mis antepasados príncipes y desearía conservarla hasta el fin. No puedo consentir en ese cambio:? El rey se enojó mucho, y el príncipe le mandó a T?ang Tsu de embajador. El rey le dijo: ´El príncipe no ha querido cambiar su tierra por otra diez veces más grande. Si tu amo conserva su pequeño feudo, cuando yo he destruido a grandes países, es porque hasta ahora lo he considerado un hombre venerable y no me he ocupado de él. Pero si ahora rechaza su propia conveniencia, realmente se burla de mí´ T?ang Tsu respondió: ´No es eso. El príncipe quiere conservar la heredad de sus abuelos. Así le ofrecierais un territorio veinte veces, y no diez veces más grande, igualmente se negaría´ El rey se enfureció y dijo a T?ang Tsu: ´¿Sabes lo que es la cólera de un rey?´ ´No´, dijo T?ang Tsu. ´Son millones de cadáveres y la sangre que corre como un río en mil leguas a la redonda´, dijo el rey. T?ang Tsu preguntó entonces: ´¿Sabe vuestra majestad lo que es la cólera de un simple particular?´ Dijo el rey: ´¿La cólera de un particular? Es perder las insignias de su dignidad y marchar descalzo golpeando el suelo con su cabeza´ ´No´ dijo T?ang Tsu, ´ésa es la cólera de un hombre mediocre, no la de un hombre de valor. Cuando un hombre de valor se ve obligado a encolerizarse, como cadáveres aquí no hay más que dos, la sangre corre apenas a cinco pasos. Y, sin embargo, China entera se viste de luto. Hoy es ese día.´