Érase una vez... un niño que creía en las hadas, en los superpoderes y en las lámparas encantadas. Cuando el niño creció, todas aquellas historias quedaron enterradas en un mundo de rutinas y responsabilidades. Pero la fantasía y la creatividad seguían latiendo en su interior. Solo tenía que recordar la fórmula mágica.áAladino o el genio qué todos llevamos dentro, Cenicienta o el mágico poder de la perseverancia, Charlie Brown o la lección del eterno perdedor... Gabriel García de Oro nos enseña a encontrar en las historias de infancia la sabiduría e inspiración necesarias para volver a creer en los finales felices.