Una afirmación clásica en el mundo comercial es que ´el producto es el corazón del marketing´ (Ph. Kotler). En efecto, al margen de los mercados en los que por unas u otras razones la competencia está restringida, si se analiza desde una perspectiva histórica la trayectoria de las firmas prósperas y sólidamente implantadas en el mercado, hay que concluir que en la inmensa mayoría de los casos su éxito está ligado a la oferta de buenos productos. Ninguna empresa ha mantenido de forma duradera un mal producto en el mercado. No quiere esto decir que un buen producto sea la garantía de éxito, pero sí que un mal producto es el peor cimiento para la construcción de la actividad comercial.