El protagonista de este relato poético, igual que muchos de nosotros tiene sus sandalias de andar en la casa, sus tenis escolares impecablemente blancos y, por encima de ellos, unos zapatos indomables que le aguantan todo: trepare árboles, brincar charcos y hasta jugar futbol. ¿A poco no hay zapatosque de tanto que nos acompañan, parecieran tan vivos como nuestros amigos? Hasta dan ganas de componerles un acanción.