La oración contemplativa es una reedición inagotable del Evangelio. La fe, la confianza y el amor nos permiten reactualizar personalmente los misterios de Jesús, vincularnos a los mismos, morir y resucitar con Él, según la mística paulina. La Humanidad santa del Señor será alimento insustituible de esta contemplación amorosa, y gracias a ella podremos ser capaces de reflejar el paradigma de toda actitud contemplativa: la de la Madre de Jesús, para conformarnos con Él.