Algunos de los platos más deliciosos que existen, ya sean guisos calientes y reconfortantes o asados y horneados, se preparan en un solo recipiente. La mayoría de los platos calientes se cocinan poco a poco, a fuego lento, lo que asegura que los ingredientes queden muy tiernos y absorban los sabores de las salsas o los caldos que los acompañan. Con este tipo de platos, la tarea del cocinero se simplifica porque se requiere una preparación mínima antes de añadir todos los ingredientes. Además, las recetas se pueden preparar con antelación y ponerlas a cocer a fuego lento o a horno suave. Se ensucian muchos menos utensilios que en otro tipo de preparaciones. En la mayoría de los casos, los tiempos de cocción son muy flexibles y los platos no se estropearán si se dejan un poco más de tiempo en el horno.