La poesía de Calderón nos regala una naturaleza rica en variedades de aves, flores, frutos y paisajes: faisanes, tordos, cenzontles, cuervos, gansos, gallos, jilgueros, alondras, golondrinas, son la fauna aérea que puebla los cielos, altos y bajos, de estos poemas. Sin embargo, a pesar de lo opulento de la iconografía y del fuerte carácter erótico, la poesía de Mario Calderón marca cierta distancia con el lector; despojada de todo ornamento, es sobria y, a simple vista, hermética. Lo que ocurre es que se trata de una poesía sustancial, inteligente, intelectual; es cerebral y sensual al mismo tiempo... Por eso mismo estoy convencido de que se trata de un poeta muy original. Quizás el más original de su generación.