Pablo Neruda expresa el sufrimiento del amor, el optimismo ante el olvido y la tristeza del recuerdo; la esperanza de recuperar los momentos felices y la desolación de saberlos perdidos para siempre, armas útiles para sobrellevar las contradicciones de la ruptura amorosa. La riqueza léxica, la exactitud de las palabras y de las metáforas, y la cadencia del ritmo contribuyen a que el duelo ante la pérdida se perciba con todos los sentidos.