La autobiografía parece ser la gran tentación, pero también la gran ilusión de la literatura. En efecto, pareciera tratarse de un género, si no de circunstancias, sí muy circunstanciado por razones y hasta motivaciones de carácter psicológico. Pero siendo la autobiografía un medio eminente de expresión, ocurre que en esta delicada empresa confluyan razones que van desde la tergiversación de hechos personales hasta la necesidad de una inútil justificación. Una vida en la vida de México de Jesús Silva Herzog se inscribe en la gran tradición del género. Desde el Ulises criollo de Vasconcelos, de pocos libros de memorias se podrá señalar el carácter de implacable lucidez que gobierna a éste, ni su natural ausencia de cualquier soslayamiento, de toda autocomplacencia. Asistimos aquí al desarrollo de un espléndido drama intelectual en el cual vemos imponerse una generosidad que no conoce límites abocada siempre a una constante y una pasión, México. Será la vida plena de la nación, sus avatares y su destino, y sobre todo su preocupación por los desheredados de la justicia, quienes modelen el perfil de uno de los más eficaces luchadores en la historia contemporánea del país. La existencia de Jesús Silva Herzog es paradigmática en tanto que no es una vida de rebeldías, grandes o pequeñas, sino una existencia en rebelión total, y sólo la rebelión nos acerca, nos condiciona enteramente para alcanzar la libertad. Esperanzado y optimista, con el optimismo de quien conoce sus límites, Silva Herzog ha sido definido por Benjamín Camón como un sembrador de inquietudes, como el ´suscitador´ por excelencia de ideas, proyectos, obras. Edición conmemorativa por el Cincuentenario de El Colegio Nacional >
