Relato en forma de diario personal, que abarca de los 8 a los 20 años de Nieve Guerra, Todos se van cuenta la infancia y adolescencia de su protagonista, y a la vez, muestra la vida en la Cuba actual sin prejuicios de ningún tipo. Crónica, pues, de una experiencia individual, escrita con fuerza y autenticidad y, también, reflejo de la realidad cubana, esta primera obra narrativa de Wendy Guerra no emite condenas ni ésta contaminada de tópicos costumbristas ni ideológicos.
En palabras de Eduardo Mendoza, Todos se van, I Premio de Novela Bruguera, "constituye un viaje instructivo y enriquecedor"