Keegan McKettrick había aprendido de la forma más dura que no se podía confiar en las mujeres. La única mujer de su vida era su hija, a la que rara vez veía, y su única pasión, su trabajo en la corporación de la familia. Hasta que llegó la bella y misteriosa Molly Shields a Indiana Rock con una misión, desde entonces, mantenerla vigilada se convirtió para Keegan en una tarea de tiempo completo. Molly no entendía por qué se sentía atraía por un hombre que estaba decidido a sacar todos los trapos sucios de su pasado, por maravilloso que fuera. Pero el cínico Keegan era una persona que podía comprender las sombras de su pasado, y si los dos eran capaces de arriesgarse a abrir su corazón, podían llegar a forjar un futuro más feliz.