En la sacristía, dos cuerpos yacen en un charco de sangre, degollados. El misterio que Adam Dalgliesh debe resolver lo lleva de vuelta a la iglesia donde comenzó. «Eran dos y supo instantáneamente y con absoluta certeza que estaban muertos. Los habían degollado y parecían animales sacrificados en medio de un charco de sangre». Adam Dalgliesh tendrá que desvelar en esta ocasión el misterio que rodea el asesinato de dos hombres a los que la muerte ha unido, pero que en vida raramente habrían coincidido: un baronet y un vagabundo alcohólico. El detective está convencido de que el vínculo entre ambos individuos de tan distintos ámbitos sociales le mostrará el camino para llegar al autor del delito.