Para unos, la muerte es la interrupción de todo lo que la naturaleza ha hecho hasta aquel momento. La inteligencia, el sentimiento, los afectos, todo desaparece repentinamente y el cuerpo se convierte de nuevo en hierba, mineral o humo, según el caso. Para otros, la Muerte es la liberación. El Alma, hecha luz, se desprende del cadáver y se eleva hacia el cielo, rodeada de ángeles y de espíritus gloriosos. El ser que acaba de morir sigue las leyes inmutables fijadas por la naturaleza y prosigue su evolución sin que sus creencias personales deban intervenir. Sí, tal como nosotros mismos lo creemos firmemente, algo de nosotros subsiste en otro plano, es algo que, tarde o temprano, todos llegaremos a constatar. Entonces, ¿para qué discutimos de antemano?