No es libro de historia éste, ni otra cosa que una serie de artículos varios, abundantes en noticias y datos históricos, pero que no pueden constituir una obra formal de aquel género sobre la invasión de los Estados Unidos en México en los años de 1846 a 1848. Como aparece desde luego por el tono y la forma de tales artículos, el autor les dio principio, hará seis o siete años, con el solo intento de consignar sus observaciones e impresiones personales respecto de los pocos sucesos de que pudo juzgar por sí mismo en la época referida. Para hablar de ellos con alguna exactitud necesitó examinar lo escrito aquí, y, ante todo, nuestros documentos oficiales. Este examen y el afán de explorar la verdad acerca de puntos dudosos, le llevaron al estudio de los documentos oficiales norteamericanos. Con agradable sorpresa halló en ellos que la defensa nacional, tan menospreciada por nosotros y que no careció de nobles esfuerzos ni de rasgos heroicos con que cualquier pueblo se ufanaría, era diversa y favorablemente juzgada por los mismos invasores. Y despertándosele el natural deseo de rectificar la opinión de sus compatriotas, fijando en lo posible hechos cuyo conocimiento exacto es indudablemente propicio al honor de la República, vino a cambiar de plan, ensanchando sus investigaciones y sus artículos, haciéndolos abrazar la campaña toda, cediendo a la narración de los sucesos con todos sus pormenores averiguados, el lugar de las digresiones, y aspirando a que su labor, al propio tiempo que de rehabilitación a nuestro México de hace más de treinta años y a sus defensores de entonces, pudiera ser del algún provecho a nuestro México actual, indicándole en las causas,, el curso y los resultados de aquella guerra, el carácter de lo que en materia de política internacional nos reserve acaso el porvenir, y lo que la cordura aconseja en cuanto al deber de la propia conservación.