Desde finales de la década de los setenta la cuestión electoral comenzó a llamar más la atención. Con la reforma política de 1977 se constituyó un nuevo marco jurídico para la actuación de las opciones electorales. Al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), al Partido Acción Nacional (PAN), al Partido Popular Socialista (PPS), y al Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) se agregaron diversas organizaciones que lograron tener el registro legal para competir en elecciones a partir de 1979. Con el desarrollo de una plena competencia electoral, la presencia y arraigo de los partidos de oposición se ha incrementado. Incluso el propio PRI ha vivido una reestructuración que lo ha fortalecido en ciertas coyunturas y en algunas regiones. A esto han contribuido algunas características del sistema electoral, primordialmente en el plano local, y la incapacidad de viejas y nuevas organizaciones para insertarse plenamente en la sociedad.
