El esquema de El beso de la mujer araña > es, en su apariencia superficial, de u extremada simplicidad. Sin intervención exter del autor, el libro se configura como u sucesión de esces dialogadas entre dos interlocutores -un homosexual y un activista político- recluidos en u misma celda de u prisión boerense. Sólo avanzada ya la obra, la impersolidad fantasmal de los documentos burocráticos se contrapondrá a este largo diálogo. En la conversación de los dos presos, Puig lleva a sus últimas consecuencias uno de sus más origiles procedimientos rrativos: el empleo de elementos de la cultura pop como correlato objetivo de las vivencias de los protagonistas y como metáfora susceptible de hacer progresar la acción, supliendo, por elipsis, lo no dicho directamente. Pese a la cursilería e inverosimilitud de las cintas cuyo argumento rra el homosexual al preso político, la confrontación entre los dos hombres, el desvelamiento de regiones latentes de la persolidad de cada uno de ellos, se resolverá en u profunda transformación interior, para cerrarse en un sacrificio estéril sólo en apariencia: inmolándose, han visto al fin su verdadero rostro, han llegado a ser ellos mismos.