El tono desolado y la fidelidad a las propias convicciones definen los poemas de Huerta. El suyo no es un testimonio más; es la declaración de una vida y al mismo tiempo la visión de una historia. Los poemas políticos de Huerta arden con ásperas palabras; el tema amoroso, en cambio, cristaliza en imágenes de serena e intensa hermosura.