Más allá de toda doctrina, cuentos para un encuentro espiritual.
Leer las parábolas de Jesús de Nazaret no en el cuerpo de la doctrina de los Evangelios, sino como lo que en realidad fueron: relatos de sobremesa para suscitar el asombro y abrirnos a un modo distinto de ser y de vivir, no es sólo una de las más hermosas maneras de entrar en el infinito universo espiritual que, como señala Vicente Leñero, habitaba a "ese Jesús charlista, contador de cuentos", sino también de sentirnos tocados por el mismo asombro y la misma solicitud que experimentaron los hombres y mujeres que alguna vez tuvieron la alegría de escuchar esas narraciones en voz de su creador.
Javier Sicilia