Para ti los publico hoy, aunque no todos han sido escritos para ti.
Las muchachitas de quince años son como las aguas del río, todos los días son distintas, y las que ayer pasaron a mi vera, hoy están metidas en el mar.
En el mar de la juventud, confundidas con muchas otras, están mis lectoras de los años pasados. Y ya veo detrás de ustedes a las de catorce, que las empujan con su prisa de llegar a ser mujeres, como ustedes empujan a las de dieciséis.
Ávidas de saber, con una sed insaciable de conocer la vida, me piden que les escriba más cosas, como escribo para los mayores.
Pues ahí va esa colección de artículos. Son hojas sueltas que fui prendiendo en esa revista que se llama Volad.
Allí las escribí para Juanita, Angelita, Cármen, y demás quinceañeras que, entre 1948 y el 1956, han jugado y reído por las calles de España.
Pero resulta que Juanita, Angelita, Cármen, que hoy ríen, son ustedes, con los mismos apellidos, las mismas facciones, la misma psicología, las mismas ganas de reír y los mismos afanes de vivir.
Dicen que no hay quince años feos; no sé lo que dirá su espejo. Lo interesante es que nuestro Señor encuentre tus quince años floridos.
Cuenta la historia que un día primaveral Dios envió un ángel a saludar a una muchachita de quince años. Y la encontró tan linda, que el ángel le dijo:
Dios te salve, llena de gracia.
Y como la muchachita se aturdió, el ángel añadió:
Es Dios quien te encuentra graciosa.
No me importa lo que pueda decirte tu espejo, me interesa lo que pueda decir Dios. ¿Te dirá un día que eres graciosa, que estás llena de gracia? Ayudarte a lograrlo es el objetivo que me propongo al acceder a la petición de publicar una colección de mis artículos.