Cuando se pierden trabajos, se destruyen matrimonios y mueren nuestros seres queridos ¿Qué podemos hacer?
David responde a su propia pregunta con una declaración El Señor está en su santo templo, en los cielos tienen el Señor su trono y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina. (salmo 11.4). El punto es inconfundible: Dios no se deja intimidar por nuestros problemas. Las personas sufren, pero él está presente. Él todavía está en control.
Cuando ocurren tragedias indescriptibles y perdidas incomprensibles, nos entristecemos nos enojamos e incluso queremos vengarnos y estamos llenos de preguntas.
¿Por qué Dios permitiría esta atrocidad? ¿Cómo puede Dios sacar algo bueno de tal tristeza? ¿Cómo debo orar en este tiempo de gran sufrimiento?
En estas páginas, buscaremos algunas respuestas. Y en el camino pediremos la paz y la comprensión de Dios.
Dios aún está en su templo. El todavía está en su trono. Y todavía tiene el control.