La imagen de papá y de Frídolin que se reflejaba en el espejo era la misma de todas las mañanas: Espuma de dentífrico, espuma de afeitar y pelos revueltos. Justo en ese momento, papá soltó un verdadero disparate: ?Tú sí que tienes suerte. Ya me gustaría a mí volver a tener ocho años?. Frídolin no estaba de humor para ese tipo de bromas y sin embargo...