Si para ser un cartonista político, dicen que ser artista y analista, para hacer un humor de la vida cotidiana como el que hace Jis hay que ser artista y filósofo. José Ignacio Solórzano, como lo nombraban en la lista de la escuela, reflexiona día a día sobre los temas más pequeños y más delicados de la vida urbana. El sexo, la pareja, la convivencia con los animales, la educación (o lo que sea eso que los padres transmitimos a los hijos), el baile y la música, son la excusa para plantear una forma distinta de ver la vida.
Se equivocan en los que piensas que Jis es inmoral, es simplemente amoral. Por eso confronta todas las formas de moralidad: la de los liberales y de los conservadores, izquierdistas y derechistas, la de las buenas y la de las no tan buenas conciencias. No en vano la metáfora favorita de Jis es la del náufrago que desde su do, compuesto por un montoncito de tierra y una palmera, cuestiona la esencia humana. La isla de José Ignacio es un escritorio y una pluma, a la sombra de una cada vez más frondosa colección de música. Desde ahí cada día surge ese Otro día, el de Jis, que apela al más profundo e inteligente sentido del humor Diego Peterson Periodista