Después de un largo y profundo sueño, el dragón despierta con un hambre atroz. A falta de princesa, el pueblo tiene que entregarle a un niño. Óscar, el niño elegido, al hambriento dragón no le sirve ni para una merienda. Pero Óscar es muy listo y además sabe cocinar, por lo que decide posponer el fatídico momento y ganarse al dragón por el estómago.