Hay cosas de las que es mejor no hablar. Eso creen la madre y el padre de Ezequiel. Pero su hermano menor quiere saber qué pasa, entender por qué Ezequiel está enfermo y por qué hay una parte de la familia que eligió abandonarlo. Los pocos encuentros entre los hermanos, a veces a escondidas, renovarán ese vínculo y darán forma al legado fraternal hecho de libros, música, un perro y una crítica conjunta a la tradición familiar. Los ojos del perro siberiano es ya un clásico de la literatura juvenil latinoamericana; lleva vendidos, en toda la región, más de 400.000 ejemplares.