La materia de este relato es tan poderosa y firme como la danza y el maor. Su escerio es la Ciudad de México en la segunda década del siglo XX, cuando los volcanes y los gallos aún estaban al alcance de nuestros sentidos. La danza, el amor y la ciudad: con estos tres elementos Angeles Mastretta construye un amplio relato en cuyo curso la escritura baila sin parar.