Como todos los hombres destacados y trascendentales, su personalidad tenía dos marcadas facetas: por una parte, era bondadoso y tolerante y por otra era adusto y exigente.
Alguien dijo que todo hombre importante lleva un demonio dentro y puede ser, pero lo esencial es transmutar ese demonio en ángel para los demás y definitivamente Gandhi lo hizo.
Comprendió que el hombre debe observar la Ahimsa (no-violencia), la Sambhava (igualdad) y la Aparigraha (no-posesión), únicamente sujetándose a tales principios le es dado al hombre llegar a Dios. Respetaba cualquier credo o religión, siempre que indicase la pureza y condujese a la divinidad.