Uno de los rasgos más sorprendentes de nuestros ordenamientos jurídicos es que acostumbran a combinar una razonable estabilidad con profundas discrepancias acerca de aspectos centrales del significado y el alcance de la práctica jurídica en su jurisdicción. Quiero decir que en las Facultades de Derecho se transmiten conocimientos acerca de aquello que el Derecho requiere y se enseñan habilidades y destrezas profesionales razonable-mente estables y los abogados, los jueces y el resto de operadores jurídicos son capaces de predecir con razonable seguridad aquello que ocurrirá en un gran número de casos jurídicos.