Una de las ideas centrales de este libro es que estamos viviendo una revolución insospechada la revolución que nadie soñó una revolución tejida por varias revoluciones, cada una, a la vez, dentro y fuera de la otra, como partes del mismo todo que Fernando Mires analiza desde diferentes campos: el de la microelectrónica, el feminista, el ecológico y el de la política, que no son procesos diferentes. Ese quiebre histórico profundo, y eso es una revolución, produce desconcierto, desorden, perplejidad: ´ Si tuviera que explicarlo más sencillamente, tendría que decir que el concepto de revolución aquí empleado tiene que ver con una cantidad innumerable de autores ha decidido bautizar como modernidad. Y así, como señala Mires, el orden tranquilizador a que nos habían acostumbrado los paradigmas de la modernidad comienza a temblar apenas surgen un par de preguntas inocentes, tan inocentes como las de un niño que pregunta a su padre: ¿Quién hizo a Dios?. Nadie conoce el enorme poder de la ingenuidad. Por eso, ella está casi prohibida en las universidades. Las preguntas inocentes producen desorden, caos, y los profesores están ahí, al fin, para disciplinar el pensamiento, de la misma manera que los sacerdotes el alma, y los policías las calles.