Guy Davenport, una de las mentes más lúcidas de la segunda mitad del siglo XX, hace una apología del científico euronorteamericano Louis Agassiz. De especial interés para el lector resultan las relaciones que traza entre las figuras de Agassiz, Thoreau y Darwin, en contra de cuya teoría de la evolución se pronunció Agassiz con cierta vehemencia. Agassiz, el maestro naturalista del siglo XIX que descubrió la Edad de Hielo, es visto por Davenport en este ensayo, junto con Ovidio, Picasso y el mismo Darwin, como uno de los grandes estudiosos de las metamorfosis en Occidente.