La memoria insepulta de Rosa, su pensamiento marxista, su ética revolucionaria y su indoblegable ejemplo de vida, continúan vivos. Las nuevas generaciones, metidas de lleno en la lucha contra el capital globalizado y el imperialismo, no la olvidan.áDespués del ocaso del estalinismo y de la crisis del neo-liberalismo, y ante la degradación política, ideológica y moral de toda la gama de reformismos contemporáneos, recuperar a Rosa se torna una tarea impostergable. Ella representa el corazón rojo del socialismo, la garantía de que la bandera de la rebelión a escala mundial no se manche por el gris mediocre de la burocracia ni por el amarillo tímido del reformismo. ¡Volver a Rosa se ha tornado urgente!