El 22 de junio de 1940, cuando Francia capitulo en Compiegne, Hitler había ganado la guerra. Aparte del territorio del Reich, dominaba Noruega, Polonia, Checoslovaquia, Países Bajos, Bélgica y Francia. Era aliado de Italia y tenía relaciones muy amistosas con Franco, que le debía la victoria en la guerra civil. Se aprestaba a establecer pactos o a ocupar Finlandia, Dinamarca, Rumania, Hungría, Bulgaria, Croacia Además, mediante un tratado, se había repartido Polonia con Stalin, y el III Reich recibía de las URSS todo tipo de materias primas. Disponía de un territorio con enormes reservas humanas, industriales, económicas, agrícolas y mineras, que colaboraría más o menos forzadamente con el esfuerzo militar alemán.Se ha reiterado que la pequeña Alemania sucumbió aplastada por el peso de la mitad de las naciones del mundo. Y eso es verdad sólo a partir de finales de 1941. Antes no. Con la forja de un poderosísimo partido y la remilitarización del país, Hitler había devuelto a Alemania su lugar perdido entre las naciones europeas.Por tanto ¿por qué el III Reich sufrió la más espantosa de las mortandades y destrucciones? David Solar analiza, en una apasionante narración, la derrota Alemania y aborda páginas ineludibles del conflicto mundial, como la ocupación de Noruega, el pacto con Stalin, la batalla del Atlántico, operaciones fundamentales como Félix o Malta, las limitaciones de la Lufwaffe, el desacierto de la campaña de África, el infierno que supuso la batalla del Stalingrado o las destrucciones de Hamburgo y Dresde.David Solar desgrana uno a uno los errores que llevaron a Alemania a perder la guerra que tenía ganada en junio de 1940, cuando Gran Bretaña se quedó sola ante la maquinaria militar que había forjado Adolf Hitler.