?Jesús de Nazaret no fue ni el primero, ni el único ser sobre la Tierra que murió y resusitó ´al tercer dÃa´. Tampoco fue el primero en multiplicar panes y peces para alimentar a sus seguidores, ni el único niño de la historia que nació de madre virgen o fue venerado en su cuna por venerables sabios. Antes que él junto al Nilo, el dios egipcio Osiris gozó de idénticos privilegios. Y lo que es más importante: tales prodigios fueron perpetuados a través de la institución faraónica, que atribuÃa simbólicamente al rey de Egipto atributos que, siglos después, los discÃpulos concederÃan sólo a Jesús de Nazaret. ? Jesús, 3000 años antes de Cristo es el fruto de una investigación fascinante en el corazón de estos paralelismos. Tras bucear y comparar las fuentes originales en las que la tradición egipcia y la cristiana confluyen, nos ofrece una conclusión impactante: que los modernos cristianos, sin saberlo, siguen profesando una religión que se creyó extinguida hace dos milenios. ?Tal vez esto explique, de una vez por todas, por qué hoy Occidente se siente tan atraÃdo por el Antiguo Egipto. ?