Los grandes orantes son dones de Dios para su Iglesia lo son tanto por la vida con que la enriquecen como por su capacidad de tomar a otros creyentes de la mano y acompañarlos en su madurez en la vida de la fe y de la oración.
Eso hace Concepción Cabrera de Armida en estas Horas Santas.
Deseamos que te hagan tanto bien como se lo han hecho a muchos otros creyentes antes de ti.