Tres planos narrativos se entrecruzan en este libro inclasificable y excepcional. Primero, las memorias de un niño de seis años que vive, azorado y feliz, junto a sus padres de misión diplomática en Honduras. El trópico como Edén. Segundo, la crónica de viaje que ya adulto hace el narrador, alter ego del autor, a esos territorios, azotados por la violencia, la pobreza y el abandono. Tristes trópicos. Y tercero, el incisivo análisis histórico, político y social que explica en profundidad las razones de la devastación de un país, entregado al narco, la codicia empresarial y el autoritarismo del poder. El trópico como fracaso civilizatorio.
Honduras o el canto del gallo, libro de excepcional belleza, es uno de los escasos títulos de un mexicano sobre Centroamérica, región que solemos ver con altivez y soberbia, como si fuera un mundo extraño, cuando es, en realidad, un espejo.