Honduras, un paÃs donde asesinan a una mujer cada 20 horas; donde jóvenes sicarios ejecutan a los taxistas que no logran reunir las 20 mil lempiras que les exigen los extorsionadores; donde la policÃa puede matar a golpes a un adolescente acusado de complicidad de asesinato, y donde una embarcación que tan sólo transporta verduras y personas dormidas es acribillada a balazos al cruzarse con una operación antinarco. Un paÃs de escuadrones de la muerte que, sin esperar el paso lento de la justicia, exterminan a bandas enteras de presuntos secuestradores, y en el que un precario hospital cada noche atiende hasta 20 heridos por disparos o machetazos. A un paÃs con 20 muertos diarios a causa de la violencia y donde los polÃticos regalan ataúdes durante las campañas electorales, no es extraño que los periodistas lo hayan calificado como “el más violento del mundo”.
Alberto Arce da cuenta de esta guerra no declarada en una región de paso para el tráfico de cocaÃna, que involucra a pandilleros al servicio del narco, a una policÃa y un sistema judicial sin medios para enfrentarse a la criminalidad, a una clase polÃtica corrupta y a una prensa que justifica los crÃmenes de los escuadrones de la muerte.