Con imágenes, implacables por la minucia del detalle y la comprensión del conjunto, Guillermo Kahlo construyó un complejo universo visual. Un caso raro en el panorama de la fotografía en México. Como muchos extranjeros llegó al país para probar fortuna y obtuvo una posición en el mundo fotográfico sin necesidad de recurrir al costumbrismo, uno de los temas predilectos de los forasteros, quizá porque, a diferencia de muchos de ellos, optó por integrarse a la sociedad mexicana a través de su oficio y su familia. Son embargo, trabajó aislado, distante del gemido nutrido que operaba en la capital, y de los protagonistas de la cultura porfiriana y revolucionaria con los que mantuvo una relación profesional.