José, un joven mexicano que vive en París, tiene la encomienda de conocer el hogar de su abuelo. De la mano de una profesora de primaria en cuyos ojos resplandece la luz de Damasco, decide iniciar con ella la travesía que les cambiará la vida. Así, los protagonistas de esta historia llegan a los territorios de las fábulas de Sherezad, donde los domos y minaretes reflejan el magno sol del Medio Oriente, un lugar de maravillas que también se halla sumergido en la tragedia.áEl viajero fatigado puede beber el jugo de sus naranjas y comer chabacanos luego de acariciar su piel aterciopelada. No hay higos más grandes y olorosos que los que puedes comer ahí. Por algo Dios hizo el paraíso terrenal en Líbano.áCarlos Martínez Assad ha escrito una novela entrañable sobre la búsqueda de la identidad, donde México y Líbano se encuentran, al tiempo que describe el periplo hacia un país convulsionado que recuerda cómo la belleza viene invariablemente acompañada de la desgracia; tal ecuación termina describiendo la vida de Alina, quien al llegar a Beirut decide confrontarse con su presente mientras que su compañero permanece anclado en el descubrimiento de su pasado. No hay iluminación divina sin consecuencias, como nos dejan ver los libros sagrados, y José lo entenderá en esa tierra de disputas fronterizas.