El único sueño de Xiao Wang era tener un gran tesoro. Por ello, al terminar la escuela, empezó a trabajar sin tomarse ni un día de descanso. No gastaba en comer ni en ropa ni en nada, y así logró hacerse con una gran fortuna en oro. Para que nadie se lo robase, lo escondió al pie de un árbol de su jardín, y lo desenterraba todos los días para admirarlo...