A pesar de ser una de las vanguardias centrales del conocimiento humano, la ciencia suele ser desdeñada en el ámbito cultural. Hoy más que nunca, las eternas dudas filosóficas hallan explicaciones alternas en el lenguaje científico; sin embargo, algunas políticas de Estado excluyen a la ciencia del presupuesto cultural. Max Weber, quizá el pensador más conocido del siglo XX, por su análisis sistemático de sociología política, se esfuerza por identificar las interrelaciones de todos los órdenes institucionales que constituyen una estructura social. La obra de Weber establece las diversas relaciones funcionales entre los sistemas institucionales: religioso, político, jurídico, educativo, científico y económica.áEn El político y el científico Weber reflexiona sobre la incompatibilidad entre el campo del conocimiento científico y el político, señalando, sin embargo, una cierta interrelación, pues los aportes del científico pueden colaborar al aumento de posibilidades reales de la ejecución de los planes que sustentan la acción del político; puesto que el saber objetivo aumenta las pautas para comportamientos y planteamientos razonables. De esta forma, las actividades del político serán, dentro de los márgenes, considerablemente mucho más realistas y veraces; he ahí la importante aportación weberiana en el esclarecimiento sobre lo que es la política.áEn la primera parte de esta obra, el autor deja fuera cualquier cuestión relativa a la política que se debe seguir, mejor dicho al contenido que se debe dar a la labor política, porque dichas cuestiones nada tienen que ver con lo que es y lo que significa la política como vocación, para esclarecer: qué se entiende por política y que es una entidad política. ¿Cuál es el papel que la política juega y cuál la relación existente entre ética y política?áLa segunda parte aborda la ciencia como vocación, analizando de qué modo se presenta la ciencia hoy en día, como profesión, y cuál es la situación de un egresado que decide dedicarse profesionalmente a la ciencia en la propia universidad. Esta obra se hace más relevante en tiempos actuales donde abundan políticos sin vocación, demagogos dedicados a denostar la ciencia y la cultura, olvidando el principio de Platón sobre el Rey filósofo que plantea la necesidad de unir las virtudes del filósofo con las del hombre del Estado para que sean sabios todos los actos políticos; es decir, que todo pensamiento filosófico esté dirigido hacia fines políticos.