Para las cosas nuevas se necesitan nuevas palabras, así lo requiere la claridad del lenguaje, a fin de evitar la confusión que tiene lugar cuando a los mismos términos se les confieren diversos sentidos. Las palabras espiritual, espiritualista y espiritualismo tienen acepción bien definida, y darles una nueva para aplicarla a la doctrina de los espíritus sería multiplicar las causas ya numerosas de anfibiología. De hecho, el espiritualismo es lo opuesto al materialismo, quien crea que hay en sí mismo algo más que materia, es espiritualista. Pero de ello no se deduce que crea en la existencia de los Espíritus o en sus comunicaciones con el mundo visible. En lugar de las palabras espiritual o espiritualismo, empleamos para designar esta última creencia las de espírita y espiritismo, de las cuales la forma recuerda el origen y el sentido radical. Por esto, presentan la ventaja de ser perfectamente intangibles, reservando a la apalabra espiritualismo la acepción que le es propia. Diremos, pues, que la doctrina espírita o el espiritismo tiene como principios las relaciones del mundo material como los espíritus o seres del mundo invisible. Los adeptos del espiritismo serán los espíritas o, si se prefiere, los espiritistas. Como especialidad, ´El libro de los espíritus´ contiene la doctrina espírita, como generalidad, se asocia a la doctrina espiritualista, de la cual presenta una de sus fases. Tal es la razón por la que lleva en su encabezamiento las palabras filosofía espiritualista.