Desde 1897, año de la publicación de Drácula, el nombre de Bram Stoker ha quedado unido para siempre al mítico vampiro de Transilvania, sin duda uno de los más grandes arquetipos jamás logrados de toda la literatura fantástica.áDrácula ha sido una obra de ininterrumpido éxito, ´la más hermosa de todos los tiempos´, según la calificaba Oscar Wilde.áLa obra de Stoker presenta dos vertientes claramente diferenciadas que, a su vez, son perfecto reflejo de su doble vida: por un lado, funcionario, hombre de negocios y dedicado escritor típicamente diurno; y del otro -sin duda alguna como resultado de su temperamento lunar noctámbulo-, viajero infatigable, iniciado en las prácticas esotéricas y ocultistas, y escritor netamente fantástico, faceta ésta en la que se impondría como máximo creador.áEs en este tránsito de un mundo a otro (indudable analogía con el ceremonial iniciático e imprescindible para el ingreso en las sociedades secretas), donde Stoker se revela como maestro indiscutible; la fuerza descriptiva de sus atmósferas sumerge al lector sutilmente en el terror de la lucha desesperada entre el héroe stokeriano y las poderosas fuerzas del mal encarnadas intemporales supervivencias del pasado.