Dormir sin lágrimas está llamado a convertirse en un clásico tanto para los padres como para los profesionalesCarlos González, pediatra y autor de Mi hijo no me comoPara muchos padres, los trastornos del sueño infantil son un verdadero problema. Pero también lo son por sus secuelas y efectos nocivos algunos de los métodos de disciplina que se emplean para lograr ¡por fin! Que los niños duerman cuando sus padres así lo deciden.En opinión de la altura de Dormir sin lágrimas, psicopediatra y especialista en el tema, el sueño es un proceso evolutivo, y todo niño sano va a dormir correctamente algún día. No hay que alterar este proceso, puede que, en tanto que necesidad vital, se sincronizará con nuestras necesidades en cada momento de nuestra vida.Por lo tanto, dejar que un niño llore no es la solución. Cuando un bebé llora, no expresa capricho: necesita atención. Tampoco sirve evitar las canciones de cuna o impedir al niño que encuentre consuelo al compartir la cama con sus padres.No se trata, pues, de aplicar un método o una serie de normas, sino de abordar las diferentes situaciones con afecto y comprensión. Como se demuestra en estas páginas, existen otras formas mucho más eficaces y, sin duda, más tierna de lograr noches tranquilas tanto para los padres como para los hijos.