Desde que irrumpiera en el escenario mundial como líder del mítico grupo Talking Heads, David Byrne ha sido reconocido como un artista polifacético, incursionando en diversos géneros musicales y como creador de instalaciones artísticas. Como muestran sus Diarios de bicicleta, también es un observador urbano con una aguda percepción, ligereza y sentido del humor.