No hay pruebas de que Maquiavelo haya ido a parar al infierno, como lo suponen algunos, tampoco las hay de que Tomá,s de Aquino se encuentre gozando de gracia plena. Lo que es má,s, no hay indicios que lleven a suponer fundadamente que existe una segunda instancia despué,s de la terrenal.
Estos diá,logos son un ejercicio simple: intentan confrontar los pensamientos de Maquiavelo y Tomá,s de Aquino, presentan, en forma alternada, sus ideas con relació,n a temas especí,ficos: el poder, los principados, la ley, los castigos y los premios. Como enlace está,n los comentarios del autor. Al confrontar los dos pensamientos, cuando menos en materia polí,tica, no cuesta mucho trabajo juzgar quié,n opinó, de manera recta y quié,n erró,neamente.
En todo el texto, por medio de cursivas y notas, se puede determinar con exactitud la autorí,a del material que aquí, se presenta. Algú,n lector dudará, de que lo que aquí, se atribuye a Maquiavelo o a Tomá,s de Aquino, sea en verdad de ellos, para evitar suspicacias, se tuvo la precaució,n de poner a pie de pá,gina la referencia bibliográ,fica que identifica la fuente. Asimismo, con el fin de que el lector pueda comprobar la veracidad de los juicios y la autenticidad de las citas, se recurrió, al texto original italiano.
Maquiavelo y Tomá,s de Aquino, por la é,poca que les tocó, vivir, su oficio y su concepto de la vida, difieren en cuanto a su pensamiento, tienen una idea diversa de la naturaleza y funciones de un principado, no obstante, en algunas ocasiones, que son las menos, coinciden. A juicio del autor lo que opina Maquiavelo sobre el poder es brutal y descarnado, los juicios de Tomá,s de Aquino son, en cambio, absurdos y extravagantes, son boberí,as.
En estos diá,logos, en materia polí,tica, se contrapone el pensamiento de un hombre de Estado con el de un religioso, ello supone que se deben tomar en consideració,n conceptos y valores preferentemente polí,ticos, sin descartar los de cará,cter teoló,gico. Eso explica su naturaleza.