Al Derecho Internacional Público se la he definido de muchas maneras a lo largo de su historia, pero esencialmente, sobre todo en el periodo posterior a los acuerdos de Westfalia, se trata de un conjunto normativo para regular las relaciones entre sujetos del derecho internacional. Sin embargo, el siglo XX vio la aparición creciente de instituciones que van más allá de la regulación de relaciones interestatales o con organizaciones internacionales y se le va dando un lugar cada vez más importante a normas que parecen dirigirse primariamente a los individuos, ya sea para proteger sus derechos, en el inmenso campo de los derechos humanos, o para convertirlos en sujetos posibles de imputación y responsabilidad por actos criminales y contrarios al derecho internacional. También se incrementa substancialmente el papel de otros sujetos sociales, como los organismos no gubernamentales, las empresas transnacionales y los grupos nacionales dentro de los Estados, etc., mostrando con ello una insuficiencia del Estado (mal) llamado nacional y una incapacidad manifiesta para enfrentarse a los nuevos problemas de la humanidad. Así, el Estado se encuentra sometido a fuertes tensiones, tanto por arriba como por abajo, que al final de cuentas llevan al mismo resultado, de debilitar su status como institución primaria en la sociedad internacional. En ésta, como tantas otras cosas, hay muchos que todavía no entienden la realidad en la que viven, y esto incluye muy particularmente a los principales dirigentes mundiales, inmersos en pequeñas batallitas de supervivencia personal e incapaces de tener la visión de conjunto que se necesita.