La economía mexicana se compone de tres grandes rubros socioeconómicos muy diferentes entre sí: la exportación, el mercado interno y la economía paralela. La exportación la realizan las industrias maquiladoras y las empresas con ventas externas de mercancías y servicios. El mercado interno implica a las industrias cuyo tráfico principal es el nacional. La economía paralela se refiere a las actividades que van desde el comercio ambulante, un enorme conjunto de artesanías e industrias pequeñas, hasta la fuerte cantidad de dólares que entra al país por los envíos de los mexicanos en Estados Unidos e inclusive por el narcotráfico. Ahora bien, un elemento clave que debe ser considerado como proyecto nacional es la exportación. El comercio exterior está presente en todas y cada una de las agendas gubernamentales y, por ende, en el derecho, conformando todo un estatuto jurídico y atendiendo los diversos tratamientos, como los referentes a la comercialización de los distintos bienes y servicios, al transporte de las mercaderías, a los regímenes aduaneros, a las operaciones de trasbordo de las mercancías, a las exportaciones e importaciones. Es así como el derecho proporciona certeza jurídica a los agentes participantes, mediante estatutos jurídicos aplicables lo mismo en una sencilla operación comercial que en las complejas transacciones que surgen por la integración económica.